miércoles, 29 de junio de 2011

Palabras

Palabras
de amor, 
de gozo,
de vida, 
de consuelo:
tierra, madre,
amor, deseo. 
                                     
Palabras
que nos envuelven,
con su música
nos acercan al otro:
azul, verdad,
belleza, intimidad.

Palabras
que nos elevan al infinito,
y nos sumergen
en las profundidades:
Dios, infierno,
muerte, dicha.

Palabras
que alejan
nuestros fantasmas,
nos quitan nuestros miedos,
y nos construyen:
viento, lluvia,
fuego, mar.

Palabras
bellas, infinitas palabras.

                          Anais Robles

                     

Artista: Vladislav Nagornov

Recordándote...

Caminábamos temblorosas conteniendo la emoción que nos embargaba, nos quitaba el habla,  nos dejaba sin aliento. Tú me seguías por la vereda torpemente, yo sentía tu respiración a mi espalda, muy cerca. Nos sentamos al final del camino, en una roca frente al inmenso mar que se extendía en el horizonte, bajo un cielo nítidamente azul.
Comenzaba apenas nuestra historia de amor. De pronto,  comencé a recitar el poema de Benedetti, “Táctica y Estrategia”, improvisada y apresuradamente, olvidando incluso alguna estrofa. Parecías sorprendida y confusa, pero tus ojos se empañaron y miraron los míos, en un intento de cercanía, de poder ver más allá de ese momento mágico, parecías querer  asegurarte de que aquello era cierto y podías confiar en mi amor.
Yo lo sentía tan profundamente que me extrañaba que no pudieras darte cuenta de ello, que no pudieras  escuchar mi corazón que  palpitaba alocadamente, como un caballo salvaje que galopa por fin en libertad. Sentía tanto amor y ternura hacia ti, que me conmovía tan sólo tu presencia.
Yo también estaba asustada y confusa pero de una cosa estaba segura, de nuevo el amor había tocado a mi puerta y yo estaba decidida a abrirla. Te había traído hasta mi y yo me había enamorado de ti.
.
                                                                                                        Anais Robles

                             

                                 

Táctica y Estrategia

Mi táctica es mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica
es quedarme en tu recuerdo
no sé cómo   ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismo

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo  ni sé
con qué pretexto
por fin, me necesites.

              Mario Benedetti

                 

                                 

domingo, 26 de junio de 2011

Después de todo

Después de todo
todo ha sido nada
a pesar de que un día
lo fue todo.
Después de nada
o después de todo,
supe que todo
no era más que nada.
    ( fragmento)

                 José Hierro

               

Siempre hay corazones
en las cortezas de los árboles. 

Anais Robles 



lunes, 20 de junio de 2011

Mi deseo está en ti

Mi deseo está en ti.
Imagino tu cuerpo desnudo
rendido al deseo...
No hay nada en el mundo
que me haga sentir
tan llena de vida,
tan inmune ante la muerte,
como el intenso amor
que siento por ti.

                       Anais Robles

                   

El sueńo, Pablo Picasso

El Principito (fragmento)

Si alguien ama a una flor de la que no existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas. Se dice "Mi flor está allí en alguna parte..." Y si el cordero come la flor, para él es como si bruscamente todas las estrellas se apagarán. Y esto no es importante?
No pudo decir nada más. Estallo en sollozos. La noche había caído. No me importaban ya ni el martillo, ni el bulón, ni la sed, ni la muerte. En una estrella, en un planeta, el mío, la Tierra, había un principito que necesitaba consuelo. Lo tomé en mis brazos. Lo acuné. Le dije: " La flor que amas no corre peligro...Dibujaré un bozal para tu cordero. Dibujaré una armadura para tu flor..Dibu..." No sabía bien qué decir. Me sentía muy torpe. No sabía cómo llegar a él, dónde encontrarlo... ¡ Es tan misterioso el país de las lágrimas!.


                                                 

lunes, 13 de junio de 2011

Aquella tarde de invierno

Desde siempre has sido mayor, aunque tenías sólo once años ese era tu papel, el que te había tocado en tu familia, la mayor, la que cuidabas de tus hermanas, la que les  leías cuentos, la que les cantabas canciones cuando tenían miedo y nanas cuando les costaba dormir. En la que ellas se apoyaban y a la que miraban con respeto y admiración.
Cada noche ibas a su cuarto y les acompañabas en un ritual casi mágico que ellas esperaban con emoción,  les leías en voz alta  su cuanto favorito y te quedabas con ellas  hasta que las dos se quedaban plácidamente dormidas. A veces,  cuando terminabas, Yolanda la mediana, seguía despierta  mirándo fijamente, con la miraba perdida en algún punto de la noche y entonces tu la abrazabas y volvías a empezar, le leías de nuevo aquel cuento para calmarla y dejarla durmiendo antes de irte.
Después,  te acercabas a hurtadillas al cuarto de tu padre y le dabas un suave beso en la mejilla, mientras él miraba distraidamente la televisión. Y entonces,  en ese instante, en ese preciso instante te sentías feliz, todo parecía estar bien. Y así, entre luces y sombras te ibas tu, la mayor, a tu cuarto y allí te encontrabas con tu soledad. Ella era tu mejor compañera, ella sí sabía que tu no eras mayor, que eras también una niña, que también sentías  miedo, que también necesitabas las caricias de una madre, que extrañabas a la tuya, que añorabas su ausencia. Sabía que cada noche antes de dormirte llorabas en silencio.
A veces hablabas  de tu madre, la recordabas con toda nitidez, todavía  aparecía en tus sueños y aunque te esforzabas por  recordar buenos momentos con ella,  inevitablemente,  al recordarla sentías su apatía, su dejadez, su abandono y te recordabas llorando mucho antes de que se fuera para siempre de vuestras vidas aquella tarde de invierno.
Te consolabas pensando que todavía tenías a tu padre y a tus hermanas y de una cosa estabas segura, a ellos por nada del mundo querías perderles.
Ni siquiera salías a jugar a la calle por las tardes, cuando los niños llenaban con sus risas el  patio común del edificio de cinco plantas en aquel barrio de las afueras. Entonces era el momento perfecto para ti, tus hermanas  salían y se unían a sus juegos,  pero tu preferías quedarte en casa, no podías ni por un momento hacer de niña, tenías que ser fuerte, eras la mayor... Así te encontrabas de nuevo con tu soledad y recorrias con ella cada rincón del pequeño piso donde vivías, diciéndote a ti misma que ese era tu lugar, que tenías que ser fuerte, que Yolanda y Ana  te necesitaban, que tu madre se había ido pero allí estabas tú.
Deambulabas por el pasillo, recogías la ropa, veías la tele, leías, esperando oir el sonido de la llave en la cerradura, escuchar los cansados pasos de tu padre que llegaba del trabajo  Le esperabas así cada tarde,  para que él supiera que todo estaba bien. En ese momento te sentías segura y un halo de satisfacción te inundaba. Ahora, con él ya en casa, a tu lado, pensabas que todo era perfecto, que nadie podía haceros daño, que su amor era el mejor de los regalos y el mas valioso de tus juegos. Te parecía que su voz era la más hermosa del mundo y tus ojos brillaban con una luz especial cuando le veías aparecer en el umbral de la puerta.
Él parecía no darse cuenta de todos tus intentos porque tus hermanas no sintieran la falta de tu madre, de tus cuidados hacia ellas, de tus tardes de espera, de tus noches de soledad. Pero cuando estabas distraída, leyendo una de tus historias favoritas mientras él preparaba la cena, te miraba en silencio  y sus ojos se teñían de emoción y agradecimiento.
Tampoco el,  por nada del mundo, quería perderlas.
                                                                  Anáis Robles

Llevo tu olor en mi

Llevo tu olor en mi
impregnándome toda,
llevo tu sabor deleitando mi boca,
llevo tu aliento quemando mi cuello,
llevo tu boca tatuada en mi piel.
Llevo tus ganas recorriendo mi cuerpo,
llevo tus ansias desgranando mi alma.
Te llevo en mí, por todos mis poros
                                                   te siento.
                     
                                      Anais Robles
Poemario “Travesía” editorial Escritura entre las Nubes, abril 2019  

reservados derechos de autor @anarobles      
                                   
                             
                         

jueves, 9 de junio de 2011

El Principito (fragmento)

Me enteré de este nuevo detalle, en la mañana del cuarto día, cuando me dijiste:
- Me encantan las puestas de sol. Vamos a ver una puesta de sol.
- Pero tenemos que esperar...
- ¿Esperar a qué?
- Esperar a que el sol se ponga.
Al principio pareciste muy sorprendido, luego te reíste de ti mismo. Y me dijiste;
- ¡Me creo siempre en mi casa!
En efecto. Todo el mundo sabe que cuando es mediodía en Estados Unidos el sol se pone en Francia. Bastaría poder ir a Francia en un minuto para asistir a la puesta del sol. Desgraciadamente, Francia está demasiado lejos. Pero sobre tu pequeño planeta te bastaba mover tu silla algunos pasos. Y contemplabas el crepúsculo cada vez que querías.
- Un día, ví ponerse el sol cuarenta y tres veces.
Y poco después agregaste:
- ¿Sabes?...Cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas de sol...
-¿Estabas, pues, verdaderamente triste el día de las cuarenta y tres veces?
El principito no respondió.

         
                                       

Nada

Nada es como entonces,
como cuando acudimos presurosas
a la llamada del amor,
dejándolo  todo,
o eso creímos.
Nos pareció que iba a ser eterno
le dimos todo,
nos dimos por entero,
o eso nos dijimos.
Nada tiene que ver esta
con aquella primavera
que brotaba en una fiesta
dedicada a nuestros sentidos,
recreada para nosotras.
Nada que ver esta luna
con aquella que nos embrujaba
contemplando ensimismada
nuestras noches de pasión,
bajo cuyo reflejo nos respirábamos
haciendo el amor hasta el amanecer.
Nada que ver mi risa
que provocaba a la tuya
y la invitaba a danzar
en un mágico e invisible baile
del que sólo tú y yo participábamos.
Nada tienen que ver
nuestras despedidas emocionadas
que anhelaban el nuevo encuentro
acudiendo presurosas a su llamada.
Nada tiene ya que ver,
nada queda ya de ti,
nada queda ya de mi.
Nada.
                        Anais Robles

                                     

José Manuel Ballester 

miércoles, 8 de junio de 2011

Así

Así,
El cuerpo cansado
el corazón hecho trizas
magullada el alma.

Desolada
como el hombre frente a la tierra
después de la tormenta;
como el joven frente al campo de batalla.

Impotente
como la mujer frente a la guerra;
como el niño frente al dolor del padre.
.......................................................                                      
                             ( fragmento)

                          Anais Robles
Poemario “Travesía”  editorial Escritura entre las Nubes, abril 2019


Foto: Lourdes Marrero (Lu) 

                           

lunes, 6 de junio de 2011

Se nos fue el amor



Se nos fue el amor
por la puerta de atrás
como se va el ladrón con el botín,
como se va la vida,
como llega la muerte,
Inesperadamente.
( fragmento)

                                           Anais Robles
Poemario “Travesía” editorial Escritura entre las Nubes, abril 2019










domingo, 5 de junio de 2011

Pensamientos


La auténtica belleza del ser humano es la  de saberse único, diferente y de la más profunda aceptación de esa su individualidad. Su integridad radica en ser uno mismo y poder mostrarse así al mundo en todo su esplendor, sabiéndose diferente y atreviéndose a serlo y a la vez uno con la vida y todo lo que de ella emana.

La verdadera satisfacción proviene de sentirnos dueños de nosotros mismos y no de la necesidad de poseer al otro. Sabernos únicos protagonistas de nuestra historia y a la vez ser capaces de compartirla con el otro, es lo que proporciona  sentido a nuestra vida y la capacidad para vivirla intensamente.

Nos encontramos perdidos y sin rumbo en el océano de nuestra existencia porque nos hemos convertido en lo que los demás dicen que somos, olvidando la autenticidad de nuestro ser. Reencontrarnos  a nosotros mismos y ser lo que realmente somos, sin miedo al rechazo, a la desaprobación, a la crítica, nos ayudará a recuperar el verdadero sentido de nuestra existencia y la más honda belleza de nuestra dignidad.

Los abrazos son nuestros aliados y el puente desde mi corazón al tuyo. El alma se hiela cuando no se reciben, nuestro espíritu se empobrece cuando no se dan.

El verdadero amor está por encima de todas las diferencias, de todos los prejuicios, de todas las creencias. El verdadero amor sobre todo ama, confía, acepta, comprende y libera.

                                                                                                                                     Anais Robles


                                           


sábado, 4 de junio de 2011

Viaje de vuelta

Parece que fue ayer cuando emprendimos el viaje y sin embargo, ya es hora de regresar.
Y volveremos sobre nuestros pasos, que ya no serán los mismos, porque nosotros tampoco somos los mismos.
Durante el tiempo que pasó, hemos contemplado los más bellos atardeceres, las más insinuantes lunas.
Hemos recorrido los caminos más polvorientos, subido a las cimas más altas.
Nos hemos encontrado con extraños, que se nos hicieron familiares y con hermanos que habíamos perdido. Hemos bailado y llorado, reído y cantado y ahora regresamos  con nuestra mochila llena de inolvidables momentos: de alegres despertares y nostálgicos ocasos; de adioses y despedidas; de amores y  desamores; de logros alcanzados y otros aún por alcanzar.
Y durante un tiempo reposaremos, se aquietará nuestro corazón, se apaciguará el alma, antes de proseguir de nuevo el viaje, en un continuo devenir que sólo se detendrá, inevitablemente, el día de nuestro último ocaso. Y, tal vez,  ni siquiera entonces.

                                                                                                              Anais Robles

                                               




De tu ausencia


Te pienso.
Te siento,
Percibo tu olor, tu sabor.
Te perfilas en mi pupila,
me emocionas, te deseo.
Y de pronto, te desdibujas...
Te busco incesante,
incansablemente,
cuando llega la noche
y me trae tu ausencia.
                           
                               Anais Robles

                           

Lady Susan, de Jane Austen
Artista: Anita Klein, 1960

Mis campos de Castilla

Qué hermosos son los atardeceres
de las planicies castellanas
con sus campos de girasoles mirando al sol
y brillando al unísono con él.
Qué  belleza la de sus amaneceres
en un cielo intensamente azul
que se va sonrojando
con la inminente llegada del sol,
como se sonroja el joven
con la llegada del primer amor,
el primer beso,
la primera caricia de su amada.
                           
                                    (fragmento)

                                   Anais Robles

Reservados derechos de autor @anarobles

                       

Lo que yo quiero

Quiero que seas tuyo
 y desde ti, desde tu libertad,
 tengas el valor de elegir estar conmigo.
Quiero ser mía
 y desde mi, desde mi libertad,
tener el valor de elegir estar contigo.

ESTAR...contigo, conmigo,
disfrutar en plenitud
amarnos, explorarnos,
crecer juntos,
entretejiendo poco a poco
nuestra intimidad que se torna
cada vez, más cálida e intensa.

Y digo que hay que tener valor,
sí, mucho valor para ESTAR
plena e intensamente presentes,
con nosotros mismos y con el otro,
nuestra pareja, nuestro hijo,
nuestro hermano, nuestro amigo.

Cuando vivimos así el amor,
cuando nos abandonamos,
cuando estamos verdaderamente presentes
 en las relaciones que construimos,
sentimos el vértigo del que se expone,
el riesgo de la posible pérdida,
el miedo al  abandono.

Aún con  todo,
 no creo que haya otra manera
 de  poder experimentar
 auténticamente el  Amor.
Pero no te olvides de que
quiero que seas tuyo y
que desde ti, desde tu libertad,
tengas  el valor de elegir estar conmigo.

                         Anais Robles


                                            

Tú y yo

Me inspiras tanta ternura como deseo,
tanta excitacion como confianza.
Y en ese mar de sensaciones encontradas
navego, a veces en la más brava
y sobrecogedora tempestad,
Y otras, en la más absoluta calma.
....................................................
                                  ( fragmento)

                                            Anáis Robles


                       

viernes, 3 de junio de 2011

Inspiración

Es en esos momentos de soledad
cuando uno se inspira y siente
en lo más profundo de su ser,
el deseo  de compartir, de sentir al otro,
aunque nada mas quede la ilusión de que hay otro,
de que alguien nos escucha.

                           Anais Robles