sábado, 2 de julio de 2011

Puesta de sol

Contemplo el mar que se extiende en el horizonte, oigo el batir de las olas contra las rocas que parecen no inmutarse ante su fuerza. Su espuma las rodea y acaricia.
Una gaviota muestra arrogante su vuelo por encima del bello espectáculo, sube y baja, viene  y va, dejándose llevar por las corrientes de aire del atardecer. 
Huele a salitre y a algas. El sol comienza a descender para sumergirse en el mar. 
Espero impaciente el momento del encuentro entre ambos, el momento único e irrepetible de esta nueva puesta de sol. Lo espero esta vez sola y recuerdo otras contigo, entre miradas y caricias, besos y promesas, iluminadas por los últimos rayos que el sol nos regalaba, iluminadas por nuestro amor.
Majestuoso y arrogante, un día más el sol se esconde con la promesa de volver de nuevo con las  luces del alba. El mar lo espera impaciente y ambos se unen en un intenso abrazo.

Y tu te has ido esta vez con él, sin la promesa de volver de nuevo un día, sin el intenso abrazo.
Y yo, no sé por cuánto tiempo, te espero con impaciencia.

                                                                                  Anais Robles

Reservados derechos de autor @anarobles


                                

                                                                                                 

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