A ti que me conoces,
que ves mis altibajos
y los sufres conmigo.
A ti que me soportas
en los momentos duros;
que lloras mis tristezas
incluso las predices
antes de que aparezcan;
que sientes mis fracasos,
que escuchas mis silencios,
que te alegras conmigo,
que acompañas mis pasos...
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