TE VI
Te vi por casualidad.
Desvié la mirada y allí estabas:
en un lugar sombrío y solitario
hacia el que nadie miraba.
Parecías un pájaro herido
al que, recientemente,
le hubiesen cortado las alas.
Yacías entre las zarzas
inaccesible
como un secreto escondido.
Sentí que aún había latido en tu pecho
aunque no volaras,
aunque no cantases.
Ana Robles
De mi poemario Esta noche no brillan las luciérnagas.
Reservados Derechos de autor.
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