jueves, 9 de junio de 2011

El Principito (fragmento)

Me enteré de este nuevo detalle, en la mañana del cuarto día, cuando me dijiste:
- Me encantan las puestas de sol. Vamos a ver una puesta de sol.
- Pero tenemos que esperar...
- ¿Esperar a qué?
- Esperar a que el sol se ponga.
Al principio pareciste muy sorprendido, luego te reíste de ti mismo. Y me dijiste;
- ¡Me creo siempre en mi casa!
En efecto. Todo el mundo sabe que cuando es mediodía en Estados Unidos el sol se pone en Francia. Bastaría poder ir a Francia en un minuto para asistir a la puesta del sol. Desgraciadamente, Francia está demasiado lejos. Pero sobre tu pequeño planeta te bastaba mover tu silla algunos pasos. Y contemplabas el crepúsculo cada vez que querías.
- Un día, ví ponerse el sol cuarenta y tres veces.
Y poco después agregaste:
- ¿Sabes?...Cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas de sol...
-¿Estabas, pues, verdaderamente triste el día de las cuarenta y tres veces?
El principito no respondió.

         
                                       

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